Es la gran puerta y puede ser el punto de partida de un viaje a través de la diversidad natural y cultural de la región. Se conoce por el vino que va de aquí a todo el mundo, pero también por la Escuela de Arquitectura, de donde salieron los nombres de Álvaro Siza Vieira y Souto de Moura, ambos premios Pritzker. Y también por un patrimonio que sabe combinar la antigüedad de iglesias y monumentos, como la Catedral o la Iglesia de S. Francisco, con la contemporaneidad de edificios notables como la Casa de la Música, el Museo de Serralves y otros.
Es la gran puerta y puede ser el punto de partida de un viaje a través de la diversidad natural y cultural de la región. Se conoce por el vino que va de aquí a todo el mundo, pero también por la Escuela de Arquitectura, de donde salieron los nombres de Álvaro Siza Vieira y Souto de Moura, ambos premios Pritzker. Y también por un patrimonio que sabe combinar la antigüedad de iglesias y monumentos, como la Catedral o la Iglesia de S. Francisco, con la contemporaneidad de edificios notables como la Casa de la Música, el Museo de Serralves y otros.
Visita Oporto y siente como creces por dentro. Pruebe lo antiguo y lo moderno acompañado de una copa de uno de los vinos más respetados del mundo. Pasea por el centro histórico y déjate invadir por el fuerte carácter de la ciudad y su gente. Siente el bullicio de la Ribeira.
Ve a ver la torre de los Clérigos, el hermoso puente D. Luís, y admira la riqueza de los edificios históricos, clasificados por la UNESCO. Descubra ejemplos de arte románico, gótico, barroco, neoclásico y arquitectura del hierro, en perfecta coexistencia con las obras contemporáneas de la Escuela de Arquitectura de Oporto.
El río Duero atraviesa la región. Se adentra en Portugal entre los barrancos y montañas del interior para recorrer todo el paisaje Patrimonio Mundial donde se cultivan los vinos de Oporto y de la ribera del Duero. Allí se produce el vino que sigue a las bodegas de Gaia y los cruceros que visitan la región.
En esta región de montañas y parques naturales, el patrimonio se extiende por los castillos, como el de Guimarães, o por los santuarios e iglesias que en verano son escenario de peregrinaciones. Junto a las ermitas rurales encontramos el barroco del norte de Portugal hecho de granito y madera dorada. En las ciudades que han sabido preservar la escala humana, como Viana do Castelo, Braga, Lamego, Chaves o Vila Real, o en los caseríos y casas solariegas, encontramos al portugués más auténtico, al que le gusta genuinamente recibir, compartir su mesa y sus tradiciones. En Oporto y en el norte de Portugal vivimos de forma natural la alegría y la gratitud por todo lo que tenemos y somos.
